EL CONOCIMIENTO:
Paradigma arborescente versus paradigma rizomático
La metáfora tradicional de la estructura del conocimiento es arbórea: el es tomado como un gran árbol, cuyas extensas raíces deben estar arraigadas en suelo firme (las premisas verdaderas), con un tronco sólido que se ramifica en gajos y más gajos, extendiéndose así por los más diversos aspectos de la realidad. Aunque sea una metáfora botánica, el paradigma arborescente representa una concepción mecánica del conocimiento y de la realidad, reproduciendo la fragmentación cartesiana del saber, resultado de las concepciones científicas modernas.
Veamos. El tronco del "árbol de la ciencia" sería la propia Filosofía, que originariamente reunía en su seno la totalidad del conocimiento; con el crecimiento progresivo del "árbol", adobado intensamente por la curiosidad y sed de saber propia del ser humano, ella comienza a desenvolver los ramos de las más diversas "especializaciones" que, aunque mantengan sus legaduras con el tronco - se nutren de su savia y a él le devuelven la energía conseguida por la fotosíntesis de las hojas en sus extremidades, en un proceso de mutua alimentación/fecundación - apuntan a las más diversas direcciones, sin guardar entre sí otras legaduras que no sean el tronco común, que no sea la legación histórica de su genealogía. Para ser más preciso, las ciencias se relacionan todas con su "tronco común" - por lo menos en el aspecto formal y potencialmente - aunque no consigan, en el contexto de este paradigparadigma, relacionarse entre si.
El paradigma arborescente implica una jerarquización del saber, como forma de mediatizar y regular el flujo de informaciones por los caminos internos del árbol del conocimiento. Pero, ¿será, de hecho, que el pensamiento y el conocimiento siguen la estructura propuesta por un paradigma arborescente?¿No sería razonable suponer que el paradigma arborescente sea otro fruto de las tecnologías de conocimiento producidas en el contexto del polo de la escritura, del que habla Lévy, circunscribiendo el conocimiento producido en este contexto?
Deleuze y Guattari aportan una posible respuesta al afirmar que el pensamiento y el cerebro están mucho más próximos a sistemas caóticos e inciertos que a la ordenación jerárquica arborescente.
De hecho, cuando ingresamos en un polo nuevo, aquel marcado por las tecnologías de los medios de comunicación y de la informática, nuevas perspectivas comienzan a presentarse, aunque aún turbadas por las bromas de la anterior. Una primera manifestación fue con la ecología, ciencia que ya no puede ser insertada en el contexto de la disciplinaridad clásica y que rompe con los "cajones" de varios archivos, surgiendo en la intersección de varios campos, como la Biología, la Geografía, la Ciencia Política, la Sociología y la propia Filosofía. Creo que para pensar esa nueva realidad, es necesaria la introducción de un nuevo paradigma de conocimiento.
En la introducción a la obra Capitalisme et Schizophrènie: Mille Plateaux, publicada en Francia en 1980, Giles Deleuze y Félix Guattari presentan la noción de rizoma. Los autores tratan de la cuestión del libro y procuran contraponer un paradigma rizomático al paradigma corriente, que ve el libro como una raíz: "el árbol es la imagen del mundo, o mejor, la raíz es la imagen del árbol - mundo". La perspectiva arbórea remite a la unidad: el libro es el resultado de una ramificación que, en última instancia, pertenece siempre al mismo.
El rizoma, nos remite a la multiplicidad. La metáfora del rizoma subvierte el orden de la metáfora arbórea, tomando como paradigma, formado por una miríada de pequeñas raíces enmarañadas en medio de pequeños bulbos, que se entrelazan y se agarran formando un conjunto complejo en el cual los elementos remiten necesariamente unos a otros así como afuera del propio conjunto. Esta sería la metáfora del conocer.
El paradigma rizomático es regido por seis principios básicos:
A. Principio de conexión: cualquier punto de un rizoma puede ser/estar conectado a cualquier otro; en el paradigma arbóreo, las relaciones entre puntos necesitan ser siempre mediatizados obedeciendo a una determinada jerarquía y siguiendo un "orden intrínseco".
B. Principio de heterogeneidad: dado que cualquier conexión es posible, el rizoma se rige por la heterogeneidad, en tanto que en el árbol la jerarquía de las relaciones lleva a una homogeneización de las mismas; en el rizoma esto no ocurre.
C. Principio de multiplicidad: el rizoma es siempre multiplicidad que no puede ser reducida a la unidad; un árbol es una multiplicidad de elementos que puede ser "reducida" a ser el completo y único árbol. No ocurre lo mismo con el rizoma, que no posee una unidad que sirva de pivote para una objetivación/subjetivación: el rizoma no es sujeto ni objeto, sino múltiplo. "Las multiplicidades son rizomáticas, y denuncian las pseudo-multiplicidades arborescentes".
D. Principio de ruptura a - significante: el rizoma no presupone cualquier proceso de significación, de jerarquización. Aunque sea estratificado por líneas, siendo, así, territorializado, organizado, etc, está siempre sujeto a las líneas de fuga que apuntan a nuevos e insospechadas direcciones. Aunque se constituya en un mapa, como veremos seguidamente, el rizoma es siempre un esbozo, un devenir, una cartografía trazándose siempre nuevamente, a cada instante.
E. Principio de cartografía: el rizoma puede ser mapeado, cartografado, y tal cartografía nos muestra que posee entradas múltiplas, es decir, el rizoma puede ser abordado desde infinitos puntos, pudiendo, de ahí, remitir a cualesquiera otros en su territorio. El paradigma arborescente remite al mismo porque "toda la lógica del árbol es una lógica de la copia, de la reproducción". El rizoma, sin embargo, en cuanto mapa, posee siempre regiones insospechadas, una riqueza geográfica pautada en una lógica del devenir, de la exploración, del descubrimiento de nuevas facetas.
F. Principio de calcomanía: los mapas pueden, no obstante, ser copiados, reproducidos; colocar una copia sobre el mapa no siempre es garantía, pese a una yuxtaposición perfecta. Lo inverso es la novedad: colocar el mapa sobre las copias, los rizomas sobre las árboles, posibilitando el surgimiento de nuevos territorios, nuevas multiplicidades.
De esta manera, la adopción de un nuevo paradigma del saber significa, al mismo tiempo, un nuevo abordaje del propio conocimiento; para Deleuze y Guattari, el saber pasa a ser una funcionalidad.
El paradigma rizomático rompe, así, con la jerarquización - tanto en el aspecto del y de la importancia, como en el aspecto de las prioridades en la circulación - que es propia del paradigma arbóreo. En el rizoma son múltiplas las líneas de fuga y por tanto múltiplas las posibilidades de conexiones, aproximaciones, cortes, percepciones, etc. Al romper con esa jerarquía estanque, el rizoma pide, sin embargo, una nueva forma de tránsito posible por entre sus innúmeros "devenires"; podemos encontrarla en la transversalidad.
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