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Premio Nobel de la Paz a dos periodistas

La libertad de expresión contribuye a la construcción de sociedades de paz: este es el mensaje que surge de la elección de otorgar a dos reporteros el Premio Nobel de la Paz 2021. El buen periodismo puede ayudar a entender las razones del otro y a ser menos hostil, enfatiza el columnista Giampiero Gramaglia

(comunicazione.va).-El Premio Nobel de la Paz fue para Maria Ressa y Dmitry Muratov,ambos comprometidos con la protección de la libertad de expresión. Ressa, filipina, cofundadora de Rappler, un sitio de periodismo de investigación, «utiliza la libertad de expresión para exponer el abuso de poder, el uso de la violencia y el creciente autoritarismo». Según la Comisión de Oslo, Ressa ha demostrado ser un «valiente defensor de la libertad de expresión». El ruso Muratov, director de Novaya Gazeta fue en 1993 uno de los fundadores del periódico «cuyo periodismo basado en hechos e integridad profesional lo han convertido en una importante fuente de información sobre aspectos reprobables de la sociedad rusa, rara vez mencionados en otros medios». «Desde su apertura, seis de sus periodistas han sido asesinados», recordó la Comisión. Muratov es el tercer ruso en recibir el Premio Nobel de la Paz después de Andrey Sakharov y Mikhail Gorbachev.

Giampiero Gramaglia habla con Vatican News sobre el significado de la elección de otorgar el Premio Nobel de la Paz a los periodistas. Según el asesor científico del Istituto Affari Internazionali, ex director de ANSA, la libertad de información contribuye a la paz porque mejora la conciencia de las poblaciones sobre lo que está sucediendo, y ayuda a evaluar y enfrentar los problemas de manera más consciente y no sobre la base de impulsos o instintos.

La libertad de expresión –subraya Gramaglia, que antes de convertirse en director de ANSA fue durante años corresponsal de la agencia de noticias desde Bruselas, París y Washington– es una condición previa para intentar tener buena información, lo que también significa contribuir a una mejor comprensión de la realidad. Concretamente, solo con buena información las personas pueden ser capaces de entender las razones de los demás, lo que significa ser aún menos hostiles. En este sentido, el buen periodismo contribuye a la paz. Es difícil –subraya Gramaglia– entender al otro cuando uno está atrapado en su propio mundo, en sus propias condiciones.

Un reconocimiento que hace pensar a todos

Gramaglia también destaca un aspecto en particular: más allá de los nombres de los periodistas y el valor que se debe reconocer a su trabajo, este Premio Nobel tiene un doble valor. Según el columnista, por un lado es un reconocimiento que reitera la importancia del compromiso de quienes defienden la información libre en contextos donde la democracia está inconclusa, pero por otro lado también recuerda que es necesario potenciar y defender el trabajo del reportero correcto incluso en contextos de democracia adquirida donde siempre existe el riesgo de que se vea comprometida en valores. Con respecto al fenómeno de las fake news, Gramaglia explica que hay que hablar no tanto de evolución política como de evolución de la industria de la información. El problema básico es el de una percepción, que parece generalizada, de las noticias como un producto sin valor, por el que no hay que gastar. Y en cambio no puede ser lo mismo una información pasada al escrutinio por profesionales competentes y una propuesta en las redes sociales por difusores improvisados. Por supuesto, la libertad de expresión debe ser protegida, pero es diferente defender la diferencia entre noticias verificadas y no verificadas. Gramaglia recuerda que no hay un contexto libre de riesgos ni una edad de oro del periodismo de la que arrepentirse porque -subraya- siempre ha existido y siempre habrá el riesgo de tener periodistas sujetos al poder. Lo importante es defender el principio de que el periodismo es como un «perro guardián» de cualquier poder o mecanismo de poder, una llamada de atención para cualquier desviación, siempre posible, de una relación correcta y equilibrada. El objetivo -vuelve a subrayar reiterando el significado del premio- es tener a las personas, las comunidades, las sociedades bien informadas y, por lo tanto, menos sesgadas y menos hostiles hacia el otro.

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