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El gurú digital del Papa: «La Iglesia tiene que estar en las redes igual que Jesús en el mercado»

El obispo Paul Tighe (Dublin, 1958), secretario del Consejo de Cultura del Vaticano, que tiene como objetivo «entender las fuerzas que están transformando la sociedad humana y promover el diálogo entre creyentes y no creyentes para llegar a un punto común sobre cómo podemos mejorar la humanidad».

(elmundo.es).-Desde su fundación, la Iglesia Católica ha aspirado a llegar a todos y estar en todos lados. En pleno siglo XXI, ese objetivo obliga a una de las instituciones más antiguas del planeta a también estar presente el mundo digital. El pastor que guía a la Iglesia por estas praderas virtuales es el obispo Paul Tighe (Dublin, 1958), secretario del Consejo de Cultura del Vaticano, que tiene como objetivo «entender las fuerzas que están transformando la sociedad humana y promover el diálogo entre creyentes y no creyentes para llegar a un punto común sobre cómo podemos mejorar la humanidad».

Desde la Web Summit de Lisboa, el mayor congreso de tecnología del mundo, Tighe afirma que ya no existe una separación entre el mundo real y el digital, por lo que la Iglesia tiene la obligación de estar presente en las redes sociales «no sólo para formar parte de la conversación, sino para escuchar a quienes participan en ella».

Una de las primeras iniciativas del Vaticano en las redes fue el lanzamiento de @Pontifex, la cuenta de Twitter papal. ¿El Papa maneja su cuenta digital?
No, pero en su inicio Benedicto XVI dio su visto bueno a cada mensaje que se emitió. Se pretende que lo publicado refleje los discursos del Santo Padre.
¿Qué diferencias nota entre la estrategia digital de Benedicto XVI y el Papa Francisco?
Medios iguales, estilos distintos. Benedicto XVI es un profesor, un académico que comunica con palabras y textos. Francisco es un pastor de parroquia que tiene un sentido intuitivo del poder de los gestos. Sus palabras son importantísimas, pero se comunica con el físico, especialmente cuando interactúa con los más vulnerables. La diferencia se puede achacar a sus orígenes: el Papa emérito es un alemán -reservado, discreto- y Francisco es latinoamericano, con un toque más popular
¿Cómo hace el Vaticano para lidiar con la toxicidad en las redes?
Las redes tienen un enorme potencial para reforzar la unidad de la familia humana; nos permiten acceder a los testimonios directos de personas por todo el mundo y compartir perspectivas sobre la vida. Pero sería ingenuo ignorar que existe un lado que refuerza una mentalidad tribal, cerrada. Algunos han sugerido que no nos debemos «ensuciar» las manos con este mundo, pero de la misma manera que Jesús fue al mercado y se movió entre las personas terribles que estaban ahí, nosotros tenemos que mantener nuestra presencia sin vernos condicionados por los peores elementos.
¿Cómo debe reaccionar un buen católico ante los ataques de trolls?
Toda persona de buena fe debe recordar que detrás de los perfiles siempre hay personas, y que aunque ese individuo tenga un punto de vista odioso, forma parte de la familia humana y merece respeto.
¿Desde un punto de vista moral, qué opina sobre la proliferación de las noticias falsas en las redes sociales?
El teólogo holandés Hanke Witte dice que la digitalización no ha creado el problema, pero sí lo ha empeorado. Tenemos una sociedad que no tiene una verdad compartida, resultado del posmodernismo, que mantiene que no existen verdades absolutas. Las noticias falsas llevan esa idea al extremo.
¿Qué podemos hacer?
Creo que es importante mantener un diálogo honesto y buscar cómo utilizar la comunicación no para fomentar la división, sino para promover una sociedad más unida. Tenemos que reflexionar antes que retuitear cosas simplemente porque refuerzan nuestras ideas. La solución al fenómeno tiene que ser humana, pues el uso de algoritmos para controlar este ámbito podría llevar a la censura: necesitamos más reflexión y más pensamiento crítico.
Habrá quien le sorprenda ver a un representante de la Iglesia católica, que silenció a tantas voces críticas, apelando a favor del pensamiento crítico…
El cliché es que los protestantes interpretaban la Biblia solos mientras que los católicos seguían lo que decía el Papa, pero las cosas nunca han sido así. La Iglesia siempre ha animado a las personas a seguir su conciencia. Nuestra conciencia puede estar errada, y por eso existe la comunidad, para tener un diálogo que nos ayuda -como dice el Papa- «discernir la verdad». Las noticias falsas se combaten promoviendo este tipo de pensamiento crítico, que nos anima a procesar la información que tenemos a nuestra disposición.
¿Le preocupa la adicción de la población a las pantallas?
Las mismas pantallas que pueden crear comunidades también pueden ser barreras. En restaurantes veo familias que pasan el tiempo mirando dispositivos en vez de conversando y en algunas situaciones yo he sacado el móvil para evitar interactuar con desconocidos. Tenemos que evitar la tentación de escondernos detrás de la tecnología.
¿Qué opinión le merecen las aplicaciones como Tinder?
Todos buscamos buenas relaciones y estas apps llevan al mundo digital algo que ya existe en el ámbito real. Apoyo todo aquello que sirva como herramienta para unir las personas.
¿Y aquellas que facilitan los encuentros sexuales?
Me resultan tristes, pues me preocupa aquello que trivializa el amor. La gratificación instantánea, a largo plazo, no ayuda las personas.
¿Más allá de dialogar, el Vaticano pretende utilizar las redes para conquistar a los no creyentes?
Benedicto XVI dijo que quería que la Iglesia tuviese una presencia en la Web, pero que no debía utilizarla para bombardear a la gente con mensajes religiosos. El papa Francisco reforzó este mensaje afirmando que nuestra misión es escuchar, para entender y empatizar con las personas. La autenticidad es importante, y está bien hablar de la alegría de nuestra fe, pero de manera amable, no impositiva.

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