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¿Internet provoca el suicidio de adolescentes? Di no a una vida empantallada

Internet no nos va a servir para conocernos mejor y querernos más, que es la verdadera clave de la felicidad.

(es.aleteia.org).-Ya es un lugar común afirmar que, además de muchísimas ventajas, Internet lleva aparejados algunos riesgos. Entre los mismos, la típica lista incluye el bullying,  la adicción, la suplantación de identidad, las fake news, la permanente pérdida de tiempo…

Esta semana me he topado con dos artículos que asocian un uso desordenado de Internet con cuatro riesgos particularmente graves especialmente en adolescentes: la ansiedad, la depresión, las autolesiones y el suicidio. Un padre  acusó a Instagram de inducir al suicidio de su hija de 14 años , una dramática historia que lleva a muchos a la reflexión sobre si las redes sociales están contribuyente en este aumento del índice de suicidios en los adolescentes.

Aunque no soy psicólogo ni psiquiatra, me gustaría compartir una impresión que quizá ayude a explicar un poco esos sentimientos negativos que nos invaden cuando hacemos girar nuestra vida en torno a las pantallas. Sentimientos que, en casos particularmente trágicos, pueden precipitar en episodios de ansiedad, depresión y suicidio.

Mi impresión es esta: la conexión permanente a Internet perjudica muy seriamente la relación más importante de nuestras vidas: la relación que cada uno mantenemos con nosotros mismos.

A lo largo de la vida establecemos cientos de relaciones diferentes, cuya calidad determina en gran medida nuestro grado de felicidad. Ahora bien, no debemos olvidar que de todas ellas quizá la relación más importante es la que cada uno establece consigo mismo, ya que somos  la persona con la que vamos a convivir permanentemente –para bien o para mal- durante toda nuestra vida.

Conócete a ti mismo

¿Cuáles son las claves para tener una relación con uno mismo que sea sana, estimulante y serena?  Pues bien, de las mil cosas que podrían decirse, quiero detenerme en dos: conocerse a uno mismo, y tener un cierto grado de autoestima y autonomía.

Para conocernos a nosotros mismos necesitamos pararnos a pensar, estar a solas con nosotros mismos y aprender a reflexionar. Este diálogo interior es imprescindible para conocernos mejor: explorando nuestras motivaciones, disfrutando de nuestros éxitos y virtudes, reconociendo

nuestros defectos y fallos, fijándonos metas y objetivos personales… Y para mantener este diálogo interior, qué duda cabe, necesitamos un poco de tranquilidad y silencio.

Pues bien, el uso compulsivo de Internet y las redes que la mayoría de nosotros hacemos impide casi absolutamente esta tranquilidad y este silencio. El bombardeo inacabable de mensajes, mails y notificaciones nos mantiene volcados hacia fuera, en un estado de expectación permanente hacia cualquier novedad. La omnipresencia de la música hace imposible el silencio. Los permanentes reclamos de las aplicaciones digitales impiden el aburrimiento y la divagación, verdadero caldo de cultivo de la imaginación y la inspiración.

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