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Los videojuegos, ¿son buenos o malos para los niños?

Luces y sombras de los videojuegos: intentemos poner claridad

(es.aleteia.org).-¿Los videojuegos son buenos o malos para los niños? Su utilización y las posibles consecuencias negativas en el comportamiento y en el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes representan un tema de vivo debate que implica a varias figuras profesionales, como pediatras y psicólogos. ¿Las neurociencias pueden ayudarnos a entender mejor esto?

Sombras…

En realidad, la literatura científica proporciona datos contradictorios. Por un lado, el uso de los videojuegos se ha relacionado con a aparición de comportamientos agresivos en niños y en adolescentes. Por otro lado, la Asociación Americana de Psicología subraya que los datos actualmente disponibles son, en realidad, aún insuficientes a la hora de demostrar una correlación clara entre videojuegos y comportamientos violentos o incluso criminales por parte de los menores.

Lo que sí es cierto, en cambio, es que un uso excesivo de videojuegos o instrumentos electrónicos puede provocar auténticas formas de dependencia, con posibles comportamientos de “abstinencia” si el niño es privado del videojuego.

…y luces

Al mismo tiempo, muchas investigaciones subrayan que el uso del videojuego, y sobre todo de los juegos de acción, puede mejorar las capacidades de atención y elaboración visual, la memoria de trabajo espacial y visual, con posibles beneficios en condiciones particulares como la dislexia. Además, los videojuegos pueden favorecer la actividad social, promoviendo el desarrollo de contactos con los niños de la misma edad. Teniendo en cuenta estos posibles beneficios, es importante que la investigación científica nos permita en el futuro comprender mejor los efectos de los videojuegos en el desarrollo del niño, sobre todo desde el punto de vista cognitivo.

Las normas de los padres

En líneas generales, todas las investigaciones más recientes sugieren que el impacto del uso de los videojuegos en el desarrollo cognitivo está relacionado con la edad del niño, con la cantidad de tiempo dedicado, con el contenido del juego y con el contexto social. Por tanto, aunque no hay que demonizar los videojuegos, es aconsejable proponerlos con prudencia: no antes de los seis años de edad, durante no más de 30-60 minutos al día, y siempre bajo el control directo de los padres.

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