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Radio Vilardevoz cumple 23 años de servicio a la sociedad

Radio Vilardevoz, con sede en el hospital psiquiátrico Vilardebó de la ciudad de Montevideo, es un proyecto de comunicación socio-comunitaria que en 2020 cumple 23 años de servicio a la comunidad.

(signisalc.org).- El proyecto nació en 1997 a iniciativa de Andrés Jiménez, uno de sus fundadores, quien invitó a otros a empezar a ir al Vilardebó “para ver qué se podía hacer”, cuenta Cecilia Baroni, psicóloga y coordinadora de la radio. En ese momento todos eran estudiantes de Psicología y se encontraron, por un lado, con que “había mucho potencial de los internados de hacer cosas” y, por otro, con la disociación entre la teoría que les impartían y la práctica, ya que no había lugar para la psicología en ese ámbito. “Entonces, por la modalidad de Andrés y de los que seguimos los espacios eran sumamente afectivos de poder generar encuentros. Esto de tomar mate, sentarse, compartir en un encuentro hizo que los internados se sintieran escuchados y tratados como personas”, recuerda.

“Nos dimos cuenta de que algo tenía que poder pasar del orden del encuentro y un día Andrés, que tenía una grabadora, registró la conversación en una ronda de debate y después la escucharon”, narra Baroni. Grabaron unos micros y después decidieron concretar la idea de hacer un programa de radio. Actualmente Radio Vilardevoz se puede escuchar a través de la página web www.vilardevoz.org y en la frecuencia 95.1 FM (en el barrio).

Vilardevoz es la primera radio comunitaria en Uruguay y la segunda en Latinomérica autogestionada por personas con alguna afección psiquiátrica, además de operadores, psicólogos y estudiantes de Psicología. La primera en la región fue La Colifata en Argentina: “Somos las dos únicas emisoras en el mundo que tienen antena y una frecuencia otorgada por el Estado de esta naturaleza”, subraya Baroni. A partir de 2014 armaron “La red de las radios locas”, “porque así como hay radios comunitarias, escuela, rurales, de mujeres, instalamos este concepto como una categoría posible para pelear otras cosas por ahí”, relata.

El proyecto busca aportar al cambio de imaginario en torno a la locura en el Uruguay y en el mundo, para derribar los prejuicios que aún persisten en el ámbito de la salud mental. “Consideramos que los medios de comunicación son grandes productores de subjetividad, de lo que pensamos y sostenemos. Desde ahí, se reproduce una idea del ‘loco’, del paciente psiquiátrico relacionada con la peligrosidad o el delirio, pero si una persona escucha Vilardevoz o entra en contacto con quienes han tenido diversos padecimientos, se da cuenta de que la peligrosidad y lo delirante es un porcentaje muy bajo en comparación con otros factores que tiene la locura, sobre todo la locura linda”, afirma.

Combinan la comunicación, la participación y la habilitación y remarcan la importancia de acompañar a los internos en sus procesos. Esto significa, según Baroni, respetar hacia dónde quieren ir en sus gustos y deseos. En Vilardevoz se organizan con distintos talleres: el central, de producción radial, de digitalización, de escritura, además de la salida al aire con fonoplatea abierta (los sábados antes de la emergencia sanitaria, ahora sin ella) y la ampliación de la salida al aire. “Nuestro espacio más importante es el taller central de los jueves, ya que permite una reunión del colectivo, la definición de tareas y funciones, la toma de decisiones. Forma parte de estar en asamblea permanente”, comenta Baroni. Más allá de la radio, apuestan por la producción de contenidos en todos sus formatos y, para ello, cuentan con redes sociales: FacebookTwitter e Instagram.

En los próximos meses prevén “insistir en la apertura de la fonoplatea, insistir en que otra salud mental es posible y, para ello, la difusión de las buenas prácticas es fundamental”, señala. Agrega: “Queremos generar campañas para que no existan instituciones asilares y monovalentes que deben cambiar porque violan sistemáticamente los derechos humanos de las personas. Queremos seguir derribando mitos y prejuicios que nos hacen mal a todos, en especial a las personas que tuvieron (y tienen) que pedir asistencia a equipos de salud y, en algunos casos, estar internados”, indica la coordinadora Baroni.

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