El papa preguntó en una ocasión: «¿Por qué la gente publica cosas tan íntimas en internet?»
(theobjective.com).-El papa Francisco solo transmitió a su equipo de comunicación una instrucción clara y precisa: que su mensaje llegara a la periferia del mundo. No era un Pontífice tecnológico, pero sí el «más digital», porque hablaba un lenguaje adaptado a este momento histórico, según señaló a THE OBJECTIVE Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio de la Comunicación, que se ha encargado del Instagram del Santo Padre. Francisco no respondía personalmente, pero cuando tenía ocasión de leerlo, escribía en un papelito la respuesta que quería dar y se las pasaba a sus colaboradores.
Bergoglio tenía una idea clara cuando fue nombrado papa, al querer «repensar» la forma de comunicar del Vaticano, tomando como principios generales dos ideas: la humanidad y la cercanía, para llegar a todos los rincones del mundo. Su personalidad, señala Lucio Adrián Ruiz, se ajustaba a la perfección a la era digital, «frases breves que llegan de manera sencilla y que siempre podían ser recordadas, simples, pero profundas».
Con este material, el equipo de comunicación del Vaticano lo tenía fácil porque el papa «había comprendido las claves de la cultura contemporánea, la cultura digital entraba muy bien en su forma de comunicar». Francisco puso en marcha esta reforma y decidió unir nueve instituciones relacionadas con la comunicación, un grupo de más de 170 personas que traduce los mensajes en 53 lenguas distintas.
Uno de los retos de este Pontificado ha sido manejar la explosión de las redes sociales, con la expansión de Instagram, donde el Vaticano abrió una cuenta y Francisco pidió a sus gestores que fueran «misioneros para llegar a las periferias existenciales, que el mensaje pudiera ser comprendido hasta llegar a la carne sufriente de Cristo en la historia».
«¿Por qué la gente publica cosas tan íntimas en internet?»
Cuando se abrió la cuenta, Lucio Adrián Ruiz se encargaba personalmente de las respuestas, pero en algunas ocasiones el papa quería responder personalmente: «Como no escribía en el ordenador, agarraba un pedacito de papel para responder algunos comentarios y me lo pasaba para que pudiéramos contestar».
No era una cuenta especialmente interactiva, y solo se respondía los casos que encontraban importantes. «Recuerdo una vez que habíamos publicado una foto bendiciendo a un enfermo y un hombre escribió ‘esta bendición la tomo toda en mi corazón porque tengo a mi mujer con un cáncer de útero’ y él dijo, ‘¿por qué la gente publica cosas tan íntimas en internet?’», señala el secretario del Dicasterio de la Comunicación. «Y le dijimos, Santo Padre, la gente no está publicando cosas íntimas, ha recibido la bendición en su corazón y está respondiendo a su bendición. Se emocionó, tomo un papelito y escribió: ‘A tí que me sigues serás mi tesoro precioso en la oración de cada día’».
Su cercanía no solo ha quedado reflejada en las redes sociales, también «cuando él veía que en algún caso en esa persona tenía que estar la presencia pontificia, como hacía con otras cosas, llamaba por teléfono, respondía a algunas cartas, bajaba del coche y tomaba a algún niño. Esa atención a las personas también la tuvo en los medios digitales».
Lucio Adrián insiste en que Francisco no entraba en la tecnología, «era más de principios teológicos: misioneros y no quedarse en el grupito. No había una diferencia de lo que se quiso hacer en el ámbito digital con lo que se quiso hacer en la iglesia: llegar a la gente, al sufrimiento, no dejar a nadie en el camino, que las periferias puedan sentir la ternura de Dios».
Las claves de este reforma de la comunicación fueron «salir, encontrar y anunciar. Salir significaba para él ir a encontrarse con el otro; encontrar es mirar a los ojos, no solo dar una limosna, encontrarlo y enseñarle a Jesús», subraya este sacerdote, profesor en la Facultad de Comunicación en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
Otra de las grandes revoluciones de Francisco fue el encuentro con los jóvenes, sometiéndose a sus espontáneas preguntas, sobre todo de gente que no estaba dentro de la Iglesia. En este sentido, recuerda la entrevista que hizo con Jordi Évole, en la que también contestó a preguntas que no estaban preparadas.