En el marco del Jubileo de los Catequistas celebrado en la Catedral Metropolitana de Asunción, el cardenal Adalberto Martínez Flores mostró su agradecimiento por la entrega de quienes dedican su vida a la enseñanza de la fe cristiana en parroquias, capillas y comunidades. “La gran fuerza de la evangelización de la Iglesia son las y los catequistas”.
El arzobispo de Asunción recordó durante la eucaristía que se celebró este 24 de agosto, que la misión de la Iglesia es anunciar la alegría del Evangelio sin excluir a nadie, llegando tanto a las periferias geográficas como existenciales. Recordó que Jesús es el Catequista por excelencia, por lo que animó a escucharlo cumpliendo su palabra y siguiendo su ejemplo.
Salvación universal y compromiso cristiano
Guiado por el evangelio de San Lucas, el cardenal Martínez recordó que la salvación es un regalo generoso de Dios, disponible para todos, aunque implica un compromiso sincero con Cristo. “El muro más infranqueable que cierra el camino de la salvación es el orgullo”, advirtió, recordando que la fe se vive en la oración, la caridad y la promoción de la justicia.


En su reflexión, insistió en que cada cristiano está llamado a “entrar por la puerta estrecha” y seguir con fidelidad al que es Camino, Verdad y Vida, es decir, a Cristo y poner la vida al servicio de los demás.
San Bartolomé, modelo para los catequistas
El cardenal tomando la figura del apóstol Bartolomé, cuya fiesta coincidió con la jornada, destacó cómo el encuentro personal con Jesús transformó la vida de este discípulo y lo llevó a dar testimonio hasta el martirio. Igualmente, indicó que la tarea del catequista es promover el encuentro personal de niños, jóvenes y familias con Jesucristo.
“El Kerigma, el anuncio gozoso de la salvación, constituye el corazón de toda acción evangelizadora”, afirmó, exhortando a los catequistas que impulsen una acción misionera creativa y apasionada que encienda la fe en las nuevas generaciones y les lleve a vivir una auténtica responsabilidad misionera.


Fe madura y transformación social
En una nación de mayoría católica, el cardenal lamentó el “divorcio entre fe y vida” de muchos bautizados. Aseguró que una catequesis cimentada en la Palabra puede ayudar a superar esta disparidad y formar cristianos con una fe auténtica, dispuestos a comprometerse con las necesidades de su realidad cercana.
“No se puede decir que se ama a Dios si no hay amor y compromiso con el prójimo”, subrayó, animando a cultivar una vida espiritual que permita enfrentar los desafíos que presenta el mundo actual y apoyar la misión evangelizadora de la Iglesia en Paraguay.