(weca.it).-En el segundo día de Ecic 2025 en Tallin, los testimonios de Propastop, la periodista Inga Springe y Petra Holm de E-Estonia destacaron cómo las comunidades, los medios y las tecnologías pueden convertirse en herramientas para proteger la verdad y fortalecer la confianza.
El segundo día de ECIC 2025 ofreció una mirada cercana al corazón del desafío al que se enfrentan Estonia y, en general, Europa: cómo acompañar a las comunidades en tiempos de desinformación y cómo generar confianza también en la imagen eclesial en línea.
Tras el discurso del representante de Propastop, la mirada se desplazó del frente báltico de la desinformación a Riga, con la intervención de Inga Springe, periodista de investigación letona y fundadora del Centro Báltico de Periodismo de Investigación «Re:Baltica». Relató con qué frecuencia incluso las personas educadas pueden ser víctimas de noticias falsas: «Durante años creí en un remedio que resultó ser infundado: beber agua de limón para cambiar el pH del cuerpo, porque lo había leído en un libro traducido por una editorial importante y recomendado por una actriz». De ahí la reflexión más amplia: «Las noticias falsas aprovechan las emociones. Si una noticia nos enoja o nos asusta de inmediato, probablemente fue construida para manipularnos». La respuesta, según Springe, es un periodismo capaz de mantener la independencia, investigar las fuentes y desmantelar las manipulaciones con paciencia y rigor, sin ceder a las prisas de la propaganda.
Finalmente, Petra Holm llevó a los presentes a través de la experiencia única de E-Estonia, el sistema digital que permite a 1,3 millones de ciudadanos gestionar casi cualquier relación con el estado en línea. «Cuando salimos de la ocupación soviética no teníamos ni recursos, ni población, ni dinero. La única posibilidad era enfocar todo en lo digital. Fue una elección de supervivencia», recordó. La digitalización, explicó, se ha utilizado para fortalecer la democracia: «En Estonia, los datos pertenecen a los ciudadanos. Puedo ver quién ha accedido a mi información y por qué. Una computadora no se puede corromper».
Holm subrayó, sin embargo, que todo esto solo se sostiene dentro de un sistema democrático: «Hemos demostrado que la tecnología puede servir para empoderar a las personas, no para controlarlas. Pero el mismo modelo, en manos de un régimen autoritario, se convertiría en un arma de vigilancia».
La jornada finalizó con un fuerte recordatorio: la defensa contra la desinformación no solo pasa por las herramientas tecnológicas, sino por un tejido social consciente. —Lo que tenemos —concluyó Holm— no nos ha sido dado de una vez por todas. Defender la democracia significa estar atento, enseñar espíritu crítico y continuar generando confianza».